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Una droga sin escapatoria: novelas de Phillip K. Dick

Phillip K. Dick es uno de los autores de ciencia ficción más reconocidos en su subcategoría de la literatura estadounidense. Puede que no lo hayas escuchado nombrar, pero su mente y escritos están detrás de muchas películas populares con propuestas futuristas que nos hacen temblar de miedo e inquietud.


Las películas de Blade Runner, una de 1982 y otra de 2017, están basadas en una de las novelas de K. Dick, “Do Androids Dream of Electric Sheep?”. En esta novela se exploran temáticas de vida, inteligencia e incluso emociones artificiales presentes en androides, que logran un parecido tan cercano a sus contrapartes naturales que los personajes de la novela adoptan animales robot como si fueran verdaderos e incluso desarrollan sentimientos amorosos por androides que en apariencia son humanos. Esta novela nos hace preguntarnos: si un robot actuara tan parecido a una persona real, ¿Me podría enamorar de él? Es realmente una locura y el recorrido que traza su novela revuelve creencias y preceptos que la mayoría apenas hemos reflexionado conscientemente.



Otra escalofriante novela del escritor es Minority Report, que da nombre a la película protagonizada por Tom Cruise. Esta película explora el tema de una unidad policial que se especializa en lo que denominan “pre-crimen”. Gracias a personas con la capacidad de ver el futuro, llamadas “precogs”, esta unidad de policía es capaz de detener a un criminal antes de que haya cometido un crimen, pues son capaces de saber que el futuro más probable sería uno en el que la persona comete dicho crimen. Los precogs, de pre-cognition (pre-conocimiento), son un tema recurrente en diferentes novelas de K. Dick y siempre plantean dilemas éticos. La película desde sus premisas más básicas nos confronta con el problema ético de si es correcto o no detener a alguien que está por cometer un crimen, que no lo ha cometido, pero que el pronóstico más probable es que lo cometa.¿Qué harías tú?


Siempre en un escenario post-apocalíptico, motivo recurrente de sus obras, en mundos donde el calentamiento global y el uso de armas han convertido al planeta Tierra en un despojo, Phillip K. Dick nos narra otra de sus novelas, Los tres estigmas de Palmer Eldritch. Esta novela explora el tema de nuestro planeta llevado a tal extremo que ya no es posible que todos los seres humanos vivan en él y algunos se vean obligados a vivir en colonias en otros planetas. Sin embargo, la vida en estos planetas y en las bases espaciales resulta ser insulsa y monótona, lo que deja a los colonizadores con una profunda nostalgia de la vida en la Tierra. Es por extrañar tanto el estilo de vida terrestre que crean una forma de simulación para poder experimentar de nuevo esas vidas: consumen una droga que crea una alucinación colectiva que lleva a los participantes a sentir de nuevo la vida en la Tierra. Quienes toman la droga fijan su mirada en una maqueta con muñecos que crean el escenario de la alucinación. La gente en estas colonias espaciales está tan inconforme con la vida que tienen que prefieren pasar su tiempo en una realidad alterna, soñando con una vida. Este escenario hace que nos preguntemos qué es lo real y qué es un escape y cuando la frontera entre estos se empieza a confundir.


Con la trama de la novela eventualmente aparece otra droga similar pero más potente y que no necesita de la pequeña maqueta para inducir la alucinación deseada. Sin embargo, el protagonista de la historia pronto descubre que esta nueva sustancia no sólo nunca deja de hacer efecto, pues cada vez que cree que ha vuelto a la normalidad surgen señales de que sigue en el trip, sino que también abre para siempre la puerta de la consciencia a un siniestro personaje que esencialmente se apodera de la mente.


El efecto del libro es impresionante pues la falta de distinción entre alucinación y realidad no sólo se manifiesta al nivel del personaje como lo presenta la narración, sino que esta confusión que quiebra la cabeza se traspasa también a uno como lector, ya que la transición entre realidad y alucinación queda difusa. Es decir, es difícil saber si lo que estamos leyendo es la alucinación o la línea principal de la trama.


Esta novela es una locura que nos hace pensar en qué es lo real, o qué es lo que tratamos como real, la manifestación independiente a nosotros de lo real y de si no la realidad es lo que define nuestros actos y decisiones.


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