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“Un hogar sólido” de Elena Garro: ¿La muerte como un descanso o como una angustia eterna?

Es el momento de darle espacio a una obra hermosa escrita por una de las dramaturgas mexicanas más representativas del siglo XX: Elena Garro. Una mujer que jamás escapó de los temas de los que a la gente le da miedo indagar, reflexionar, hablar o incluso pensar. Sus obras están llenas de magia y escenarios fantásticos que al mismo tiempo tienen una fuerte carga de realidad, una realidad a veces cruda pero muy poética cuando se trata de verla a través de sus palabras. Si nunca has leído Un Hogar Sólido, te dejo el enlace de dónde puedes hacerlo aquí abajo, es una obra corta y muy entretenida así que no te tomará mucho tiempo y te puedo asegurar que si no se convierte en una de tus favoritas, al menos te dejará pensando un rato:



La muerte es, sin duda, uno de los temas más controversiales y tabúes en México, empezando por el hecho de que tenemos una cultura en la que la festejamos dos días al año y le huimos el resto. ¿Qué pasa cuando alguien muere? La religión nos dice que el cielo es lo que aspiramos, la película de Coco que es prácticamente una fiesta eterna, pero no hay cómo comprobar si es a donde vamos directamente, si el “juicio final” sucede o si realmente seremos juzgados. Nuestro cuerpo se queda a alimentar la tierra que en vida pisamos, pero nuestra alma, el yo que es energía, ¿Qué hace?


Elena Garro nos presenta 8 personajes que comparten el “después de la vida” en la cripta familiar y bajo tierra, todos esperando ir al cielo. Algunos de los comentarios que hacen y la manera en la que se desarrolla la historia, nos puede llevar a sentir dos cosas: un completo encierro, incertidumbre y desesperación, así como algo que nos reconforta, extrañamente ambas cosas al mismo tiempo. Tal vez nos afecta dependiendo de nuestras creencias en cuanto a la muerte, sin embargo, el miedo a pensar que uno puede estar el resto de la eternidad conscientemente encerrado como estos personajes, pensando en todo lo que no hicimos, no logramos o no encontramos, hace que queramos creer que habrá un paso al cielo y un juicio final, porque es más fácil pensar que alguien más, una fuerza superior, decidirá por nosotros si nuestra vida fue de provecho.



Esta obra nos invita a hacer una reflexión de lo que es estar en el mundo al plantearnos una realidad maravillosa y mágica en la que después de morir, reencarnamos en otros seres vivos y objetos. Los personajes comparten experiencias de su vida humana, de lo poco que se ve, que se conoce, de que uno apenas y aprende a ser hombre en tan poco tiempo y, en cambio, cuando se está muerto, se es todo, los ojos de un perro, un arma, la nieve, un pino, una escalera, el mismo fuego. Así que otra vez volvemos a la sensación tan horrorosa de pensar en lo poco que se logra al ser sólo humano, pero lo bello que sería que en realidad esto pase después de la muerte, lo reconfortante de pensar que podrás conocer el mundo desde cualquier perspectiva, pero esto no quita el hecho de que los personajes sigan teniendo la esperanza de que una vez que aprendan a ser todas las cosas, que lo hayan visto todo desde estas diferentes perspectivas, irán al famoso juicio final.


Aquí la pregunta es, ¿En verdad se puede llegar a ser todo objeto o ser vivo que exista en la tierra? Es infinita la cantidad de cosas y seres vivos en las que uno podría reencarnar, entonces, ¿Es esta la manera de Elena Garro de decirnos que no hay un cielo después de que morimos? Tan solo imagina que si primero tuviéramos que aprender a ser todos los objetos del universo para ir al cielo (O a dónde creas tú que vayamos después), entonces jamás llegaríamos y, aunque suene muy romántico tener una vida diferente y una perspectiva distinta cada día por el resto de la eternidad, suena también bastante abrumador que seguiremos encerrados en una cripta (aunque sea con nuestros seres queridos) teniendo probaditas de la vida pero muertos en realidad, esperando a que algo que nunca va a llegar, lo haga.



Entonces, ¿Elena Garro nos quiere reconfortar o más bien pretende que tengamos pesadillas cada noche con la muerte? Es hermoso ver cómo los personajes se expresan de cada aventura que han vivido al darle vida a otro objeto, pero es doloroso ver cómo hablan de que siguen esperando y esperando a que este destino final llegue y aun más doloroso pensar que si es real que deben ser todo para poder ir al cielo, el último en llegar a la tumba se quedará solo hasta que aprenda qué es ser el botón de una camisa, por decir uno de los billones de ejemplos que hay. Yo lo interpreto como la manera que tiene nuestra dramaturga de decirnos “disfruta el mundo mientras puedas, que ni siquiera una eternidad parece suficiente tiempo para conocer todo sobre él”, pero de nuevo, esa es mi interpretación porque es como yo veo la muerte, tal vez alguien más lo verá como un mensaje desolador y extremadamente negativo o habrá quien simplemente crea que es una obra muy fumada.


Sea como sea: ¡Bravo, Elena Garro! Pues en verdad que esta obra es una forma metafórica muy bella de decirnos que no hay más que el hoy, que aquel que se preocupa o desespera por lo que viene mañana (Aquel que sólo se queda esperando lo que posiblemente vendrá) es el que termina perdiéndose de las cosas maravillosas de la vida, que el presente es, por más cliché que suene, un regalo y que tal vez no todas las perspectivas nos gusten. Tal vez no todos los días sean nuestros favoritos, pero mañana habrá más cosas nuevas que vivir y eso hace que valga la pena.



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