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Foto del escritorUriel González

The Whale

La tristeza es un inmenso peso que te sorprende cuando menos te lo esperas. Te sacude y puede llegar a romperte por completo. Hay ocasiones en las que te sientes tan abrumado que crees no poder respirar y te imaginas en un hoyo del cual no puedes escapar. Esto es lo que siente todos los días de la última semana de su vida Charlie, el protagonista de The Whale.




Dirigida por el talentoso Darren Aranofsky, la película nos invita al hogar y la intimidad de Charlie, un hombre con obesidad mórbida interpretado por Brendan Fraser. Ambientada durante una semana en la vida del protagonista, la historia nos pinta un retrato de las luchas internas del protagonista y su intento por reconectar con su hija. Charlie al inicio de la película lo ha perdido todo, el amor de su familia y al amor de su vida. Estas pérdidas no son tan recientes, lo que hace que su dolor sea más conmovedor para la audiencia.



Durante la semana que abarca la cinta, vemos cómo es el día a día de Charlie. La rutina diaria consiste en dar una clase sobre escritura, comer una cantidad increíble de calorías y convivir con su hija que abandonó hace varios años. Ver al protagonista hacer esto, en especial las conductas tan autodestructivas como comer en exceso te provocan un sentimiento de empatía hacia Charlie. Estas emociones al inicio de la película son bastante intensas, esta intensidad sólo se va incrementando mientras avanza la película.



Desde la primera escena te olvidas del mundo exterior y te sumerges de lleno en la vida de Charlie. Ir a ver la película a una sala de cine fue una experiencia que creo nunca olvidar. En cuanto se apagaron las luces y se prendió el proyector, toda la audiencia dejó de simplemente ver una cinta sobre una persona triste, para pasar a estar experimentado casi en simultáneo la vida tan desoladora de Charlie.



La cinta es un relato sobre la tristeza y la depresión que puede llegar a romper a una persona tanto por dentro como por fuera. Las emociones pueden llegar a afectar a nuestro cuerpo. Este efecto puede ser para bien y para mal. Charlie cae en este último caso, al sentirse tan roto y fracturado por dentro, su cuerpo imita a su estado emocional actual y se “come sus sentimientos”.


La actuación del elenco, en especial la de Brendan Fraser (Charlie) y la de Sadie Sink como la hija de Charlie son perfectas. La manera en la que el hogar del protagonista, que es en donde se desarrolla la mayor parte de la trama, se siente tan real, es maravillosa.



Al ser un drama y, por lo tanto, una historia sumamente humana llena de nuestros defectos y fallas, la película entrega un excelente retrato de lo que significa ser un ser humano: cometer errores, tratar de arreglarlos y arreglarnos a nosotros mismos en el proceso. Charlie, al ser una persona, hace esto mismo con su propia hija Ellie. Tras abandonarla el protagonista siente la responsabilidad de tratar de enmendar este error al apoyar de cualquier manera que pueda a su hija, busca desesperadamente ser la luz dentro de la vida de Ellie.


Este drama te hace sentir muchas emociones, la dominante es la tristeza. Ver a un hombre tan roto y que ha cometido errores buscando la redención te rompe el corazón. La tristeza que te invade desde el inicio hasta el último momento de la película te hace soltar una lágrima o dos. Brendan Fraser es un excelente actor y con esta actuación se consagró como tal ante los ojos de Hollywood llevándose a casa el premio Óscar como mejor actor. Recomiendo esta cinta a todos aquellos que, además de buscar ver a Brendan Fraser de nuevo en la gran pantalla, desean disfrutar un excelente drama. The Whale es una cinta que no te puedes perder.



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