¿Por qué ir a terapia cuando puedes ir a ver Puras Cosas Maravillosas?
¿Qué pondrías en primer lugar si hicieras una lista de todas las cosas por las que vale la pena vivir? Acariciar a tu mascota después de un mal día, manejar cuando está atardeciendo, ver a un gran amigo después de mucho tiempo o llegar al baño después de aguantarte horas en el tráfico. Ahora, ¿Qué escribirías si esa lista fuera para convencer a la persona que más quieres de que vale la pena vivir?
Así es como empieza Puras Cosas Maravillosas, un texto de Duncan Macmillan y Johnny Donahoe traído a México y protagonizado por Pablo Perroni y dirigido por Sebastián Sánchez Amunátegui. Este monólogo relata el momento en el que un niño de 7 años comienza a enlistar todas las cosas hermosas de la vida tras enterarse de que su mamá se encuentra muy triste en una clínica, tan solo para poder leérsela y hacerla más feliz. Más tarde, al crecer, suceden dos cosas: en primer lugar, se entera de que su madre tiene depresión y ha intentado suicidarse varias veces; en segundo lugar, esa lista que hizo alguna vez con la esperanza de salvar a su madre, termina convirtiéndose en algo indispensable que acompaña al personaje de Perroni (No es que no me haya aprendido el nombre, es que nunca lo mencionan) a lo largo de distintos momentos de su vida.
Esta puesta en escena cuenta con muchos increíbles elementos y sorpresas, empezando por el hecho de que a pesar de ser un monólogo, se necesita la participación del público para representar a distintas personas que han sido relevantes en la vida del protagónico, tales como su novia o una maestra, es por esto que cada función es diferente sí o sí, pues cada interpretación de estos personajes las hará de distinta forma la persona a la que le toque participar, sin embargo, te recomiendo que si sufres de pánico escénico, evites las primeras filas de asientos para huir del estrellato, pero si eres de aventarte a experiencias nuevas, ¡Busques estar en el más cercano al escenario para tener tus cinco minutos de fama!
Por otro lado, el montaje está hecho a cuatro frentes, lo que hace la obra mucho más dinámica y nos brinda una sensación de mayor inclusión como espectadores, Y, por último, no tendrás que preocuparte por la situación pandémica, sino tan sólo ocuparte y seguir todos los protocolos, pues el Teatro Milán cuenta con todas las medidas sanitarias para que tú te concentres en disfrutar de la función.
Puras Cosas Maravillosas es una obra que no solo nos regala un momento muy emotivo y una gran actuación, sino que es también una manera de detenernos a pensar, sobre todo en estos momentos de incertidumbre, que entre todas las cosas que no tenemos claras y enfrentándonos a un futuro incierto, de las únicas cosas que seguimos teniendo seguras, es que estos pequeños placeres, estos momentos de belleza, de goce y de felicidad, seguirán existiendo. Es una forma de hacer la famosa catarsis y replantearnos qué es aquello que agradecemos y a quiénes les agradecemos que, alguna vez, nos hayan regalado su propia versión de una lista de motivos por los cuales vale y siempre valdrá la pena estar aquí.
Así que no te pierdas esta gran puesta en escena que, a pesar de que pronto termina temporada, seguramente podrás disfrutar de nuevo más pronto de lo que crees ya sea en versión streaming o en su regreso al teatro, pues Pablo Perroni ha confesado que, mientras el público siga asistiendo, él no dejará de presentar este monólogo tan importante en su carrera y vida personal.
Comentarios