top of page
Foto del escritorAlex Oros

La música que me formó

Tengo ya unos meses escribiendo para el Ligre, dando recomendaciones por aquí, platicando sobre mis desvaríos por allá, pero siempre tratando de compartirles el mejor contenido que se le pueda ocurrir a este bohemio sin empleo. Por supuesto que todos los temas de los que he escrito han sido temas de los que soy apasionado y que disfruto con todo mi ser; no obstante, y sabiendo que doy una parte de mí en cada uno de mis artículos, se me acaba de hacer notar recientemente de que nunca comparto nada de mí como tal: qué me gusta, qué escucho, etc. Por lo anterior (y con ánimo de darme a conocer un poco más), en la entrada de hoy quisiera aprovechar para pasarles algunas de las piezas y canciones que más han marcado mi vida tanto como artista, como músico y como ser humano.





Kids with Guns – Gorillaz (2006)


Escoger una única canción de Gorillaz es de las cosas más difíciles que he tenido que hacer esta semana (yo sé lo privilegiado que es ese comentario), ya que prácticamente cualquiera de sus canciones de los primeros discos resonó conmigo en mi adolescencia y la escuché hasta el cansancio yendo y viniendo de la escuela. Si bien es cierto que la primera canción que escuché suya fue, como la de la mayoría de la gente, Clint Eastwood cuando era yo más chico, fue con Kids With Guns que tuve la oportunidad de redescubrir el monumental talento de Damon Albarn. Dentro de sus canciones de esta época, quizás este tema es de los más sencillos en cuanto a musicalidad pero, entre su letra corta pero poignant y su beat constante, es imposible no sentir una suerte de complicidad con la canción. Todo Gorillaz me gusta, desde su primer disco homónimo hasta su más reciente proyecto Song Machine, pero, para mí, nada se va a comparar a Demon Days.


Sono Andati? De la ópera La Bohème – G. Puccini (1845)


La ópera La Bohème marcó mi inicio en el mundo del canto clásico y me encaminó a tomar clases por años. Esta ópera en particular es la entrada para muchas personas que comienzan a escuchar este género, en mi opinión, infravalorado. Quizás estoy haciendo un poco de trampa en esta entrada porque cuando pongo Sono Andati? En realidad me refiero a todas las piezas que hay entre este momento y el final de la obra. Con un excelente acto primero, un grandioso acto segundo y un muy sólido tercero, es con el cuarto y final acto que todo el tiempo invertido en escuchar la música de Puccini verdaderamente rinde frutos: la culminación de la historia, el reprise del tema de amor y la mejor despedida de todos y cada uno de los personajes que una ópera podría pedir. A diferencia de la recomendación anterior, esta fue mucho más fácil de decidir ya que, si bien es cierto que me gustan muchas otras obras de muchos otros autores, ninguna otra me la sé tan bien como esta ni la he escuchado el número de veces que he escuchado esta. En mis buenas épocas podía cantar (en mi propio registro de barítono) todas las partes y todos los diálogos de cada uno de los personajes (los 6 principales y los extra).Lo único que me queda por decirles es: denle una oportunidad a este magnum opus.


Sinfonía No. 2 “La Resurrección” – Gustav Mahler (1894)


En palabras de poderosísimo y sabio Albus Dumbledore: “No le tengas lástima a los muertos, Harry, sino a los vivos y, sobre todo, a aquellos que no han escuchado la Segunda Sinfonía de Mahler” (o algo así, no leí los libros (sí los leí)). Honestamente, yo podría haber hecho esta lista entera escribiendo sobre música sinfónica u orquestal, pero esta no podía quedarse fuera porque fue, por sí sola, la pieza que me trajo a donde estoy ahorita. La Segunda de Mahler me hizo querer estudiar música, me hizo ser querer director de orquesta, me hizo querer componer, me hizo querer escuchar más y más música. Yo sé que el lugar de Mahler dentro del mundo de la música académica puede llegar a ser controversial entre los fanáticos y quienes lo repudian con fervor, pero la realidad es que, seas quien seas y escuches a quien escuches, las proporciones celestiales que acompañan a esta obra son incuestionables. Del inicio tan siniestro del primer movimiento a la total y completa sublimación del Urlicht al magnánimo final que hace a todos los directores de orquesta casi convulsionarse de la emoción, esta es una obra monumental que todos deberían escuchar por lo menos una vez en la vida.

Las menciones honoríficas que no entraron a la lista pero que me encantaría hablar sobre ellas en el futuro son: Los Cuadros de una Exposición de Mussorgsky, la Sinfonía Fantástica de Berlioz, La Traviata de Verdi, Redbone de Childish Gambino, la Pasión según San Mateo de Bach, Forgotten Love de Aurora y un muy, muy largo etcétera. Se las dejo por aquí por si alguna les da curiosidad y se lanzan a escucharlas.



Comments


SUSCRIBETE

El Ligre en tu correo cada semana

bottom of page