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La base de fans de los artistas

Esta semana, al hablar con una amiga, surgió el tema de la base de fans de los artistas. Coincidimos en que al ser fan al que respetar a la personas y sus espacios. Mientras que dentro de un concierto o presentación es habitual los gritos y la manía. Es un escape parte de ese pan y circo a veces alabado y otras veces criticado. Los artistas a la vez son personas comunes que cumplen obligaciones familiares, sociales y cívicas. Admirar a una persona por su capacidad de plasmar emociones, sensaciones y situaciones que nos hagan sentir parte de su obra está bien. El hecho de idolatrarlos y defenderlos incondicionalmente es un error garrafal al que solemos caer.



Creo que el tema no es si separar al artista de su obra o no. Ese es un tema personal para guiarnos a que consumir y tener la sensación de cumplir un código moral. Sin embargo, a lo largo de los siglos ese código ha cambiado y las ideas siguen plasmadas igual. Lo que fue correcto ayer puede que no sea correcto hoy. Vuelvo a la idea del artista humano: sus acciones o pecados son similares, menores o peores que los nuestros. Bien lo dice el Evangelio de San Juan 8,7: «el que no tenga pecado, que arroje la primera piedra». Y al juzgar moralmente a un artista sería muy soberbio de nuestra parte y su foco social no es un trono de ética o guía moral. Estoy de acuerdo en que no debemos glorificar ni santificarlos, mas al consumir podemos ser críticos y decidir qué ideas aceptamos de ellos, qué admiramos y qué consumimos.



Es muy hipócrita desterrar, exiliar o cancelar a un artista y defender el derecho de libertad de expresión y a la vez consumir de empresas multinacionales que se quedan cortas en cuestiones éticas y morales. Al final de cuentas dentro del arte, como parte humana, habrán faltas, pecados o dolores. El tema de la justicia es tema del código civil y de las autoridades. Hay que juzgar el arte y ser crítico con lo que consumimos. Si el artista es un ser inmoral es cuestión de nosotros aceptar o no lo que menciona y jamás glorificar su vida como un ser celestial, santo o ciudadano ejemplar.


No justifico las abominaciones de ciertos creadores ni las condono, sin embargo, trabajo para poder analizar la obra, su vida y su situación y así sacar conclusiones propias sin tratar de privarme o ser juez del mismo. El arte siempre va con el artista pero ¿y contigo?



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