El impacto de la docencia en la práctica actoral: Un homenaje para el día del maestro
Un buen o mal maestrx te puede cambiar la vida
Acaba de ser el día del maestrx y en conmemoración (y como de costumbre) vengo a decir algunas verdades al respecto, pues es bien sabido que nuestro gusto por una materia puede depender, casi por completo, del tipo de docente que la imparta. Tal vez tus aptitudes y habilidades fisico-matematicas te podrían haber llevado a hacer una aportación científica crucial para la humanidad, pero si tu maestrx de mate de la primaria era la reencarnación misma de Miss Tronchatoro de Matilda, entonces muy probablemente tu gusto por la materia y las posibilidades de salir en los libros de la SEP se verán truncadas por el trauma.
Ahora, aunque no te dediques al arte, si ya estudiaste una carrera no te tengo que pedir que imagines el impacto que puede tener a nivel profesional, pues es cuestión de ver la cantidad de personas que se dan de baja de la licenciatura por culpa de un profesor que les hizo perder la esperanza de que eran buenas en lo que les apasionaba; sin embargo, a mí me gustaría profundizar en cómo se vive esta situación al momento de estar estudiando actuación y las repercusiones que puede llegar a tener en el medio actoral.
Yo sé que me la paso desmintiendo mitos sobre el mundo del entretenimiento, pero hay uno que simplemente no se puede negar: el medio actoral y las escuelas de actuación están permeados de una competencia no muy sana y egos elevados. Muchas personas en general son susceptibles a que el éxito laboral o constante reconocimiento de su trabajo les haga mamoncitxs y divas pero, ¿por qué es tan común en este medio? ¿Por qué cuando unx se dedica a esto parece que tiene que tener una barrera protectora todo el tiempo? ¿Por qué parece que se tiene que escoger entre (perdón por la palabrota) ser unx ojete o morir en el intento?
Todo empieza, como cada problema de la sociedad, en las aulas. Si bien es cierto que la disciplina, la tolerancia a la frustración y el compromiso son INDISPENSABLES e igualmente importantes que tener talento para dedicarse a esto de manera profesional, los métodos que utilizan algunxs maestrxs para inculcar estas cualidades pueden sobrepasar el límite de faltas de respeto a la integridad que puede aguantar cualquier persona.
El intérprete tiene que dominar el arte del manejo de las emociones y eso conlleva mucho trabajo introspectivo y, por ende, personal. Aprender a actuar es un proceso que te vulnera demasiado, que te obliga a comprender y perdonar mucho de ti para poder empatizar con tus personajes y saber qué herramientas utilizar y de qué manera hacerlo para darles vida. Es por esto que unx pensaría que lo que tendría que haber, de cajón, en un salón de clases o sala de ensayo es un ambiente de trabajo y aprendizaje amigable para dicha tarea tan pesada y emocional. Pero NO. No siempre es así…
Desde no entender que esta es una ciudad impredecible y a veces, por más tiempo de anticipación con el que hayas salido, no puedes llegar a tiempo, hasta reprobarte en la materia porque sufriste una lesión y no pudiste hacer los ejercicios de clase, humillarte frente a tus compañerxs con un sinfín de adjetivos calificativos terribles dirigidos a ti y a tu trabajo, utilizar las situaciones personales que compartiste en un momento de introspección en clase e inseguridades que llevas tiempo trabajando en tu contra, exigirte que des todo en una clase o personaje emocionalmente pesados cuando estás pasando por un momento difícil y hasta agredirte físicamente, son tan solo unos cuantos ejemplos que se me ocurren respecto a lo que he vivido o visto que hacen algunxs docentes en mis años de aprendizaje.
Todo esto sucede bajo el pobre pretexto de “allá afuera las cosas son peores”, “allá afuera la gente es aún más pesada”, “esto no es nada comparado con el verdadero medio”. Pero adivinen quiénes son lxs responsables de que esa sea la realidad. Spoiler: no son lxs alumnxs.
Las primeras personas en quejarse de lo pesada, hostil y competitiva que puede llegar a ser esta industria son aquellas que tienen el poder de cambiarla. Pues tan solo imaginen lo distinto que sería todo si no orillaran a lxs futurxs intérpretes a igualar su actitud como método de defensa para no ser lastimadxs o porque lo viven tanto en los años de formación que al momento de salir al medio actoral profesional ya no conocen otra forma de comportarse, hasta que se genera un círculo vicioso en el que lxs actores y actrices traumadxs de hoy, serán lxs docentes e interpretes del mañana y tratarán a sus alumnxs de la misma forma o aportarán, de alguna manera, a que el ambiente del medio nunca sea uno en el que nos sintamos realmente segurxs o cómodxs.
Por supuesto que no todxs lxs profesorxs de actuación caen en este círculo ni replican estas actitudes, pues he tenido y conocido a varixs de ellxs que son las personas más amorosas que puedes encontrar, que más que enseñarte las cualidades necesarias para ser unx intérprete a punta de madrazos y humillaciones, te hacen entender que el respeto y amor por la profesión y por tus colegas intérpretes debe de ser suficiente para que muestres ese compromiso, esa disciplina, para que toleres el no ser lx mejor a la primera, el no quedarte en ese proyecto que tanto anhelabas, porque sabes que si trabajas duro, algún día llegará. Y, obviamente, no todos los ambientes de trabajo ni todas las producciones estarán permeadas por esa negatividad. Hay MUCHAS veces que te encuentras con gente maravillosa y mágica al momento de trabajar, gente que te hace darte cuenta de que las cosas ya están cambiando y que, poco a poco, las nuevas generaciones de maestrxs son cada vez más compasivas, empáticas y conscientes de que, en sus manos y en las de las generaciones de intérpretes jóvenes, está el cambiar el rumbo de la industria.
Así que supongo que lo que quiero decir es: si tú eres unx de esxs docentes que enseñan con amor y no ponen de pretexto el “esto es Disney a comparación de la verdadera industria actoral”: muchas gracias. Sin ti, miles de nosotrxs abandonaríamos la idea de contar historias y prestar nuestro cuerpo a tantos personajes, miles de nosotrxs renunciaríamos a nuestra pasión y este medio no estaría tomando una mejor forma. Si eres unx de esxs docentes: ¡feliz día del maestrx!
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